La realidad no.
Sin duda es un buen punto el retirar dichas mallas en los
lugares mencionados (que se sabe se lo hará poco a poco), pero dentro del
imaginario deportivo (y futbolístico), el ecuatoriano no está en las
condiciones culturales para este proceso, debido a factores diferentes: sentido
de pertenencia, aprecio al deporte y, sobre todo, corresponsabilizarse ante los
actos u omisiones dentro de dichos escenarios.
Bien es sabido que las hinchadas de determinados clubes (no
todos los clubes del país tienen hinchadas, con la propiedad que esta amerita),
y responden a un factor momentáneo que los vincula al club solo por el mismo,
es decir, solo se apegan al resultado y el mismo puede ser causal para el apoyo
al que, en fondo, deberían estar apegados por sentido de pertenencia, pero el
arraigo social del fútbol en el Ecuador solo se alinea por la lógica futbolera,
más no futbolizada: cuando se menciona la segunda, se habla de un componente
más profundo, donde hábitos y costumbres de una sociedad están plenamente
identificados con dicho deporte y la estructura de varios escenarios está
medido por este aspecto (incluyendo el político), lo cual no ocurre en el
Ecuador, ya que solo es futbolero y solo se manifiesta en dicho sentido por
aspectos netamente puntuales como resultados y posiciones de los clubes, nada
más.
El retiro de las mallas implica un alto costo de sentido de
pertenencia que el Ecuador no está preparado, y, agregando que la gran mayoría
de personas que asisten a los escenarios deportivos para presenciar el fútbol
solo lo hacen por aspectos de marcadores (muy generalmente), el resultado es
que el fútbol como deporte no ha dado el "plus" más relevante que una
Cultura en este sentido debe conllevar, que es el aprecio al mismo.
¿Se imaginan, por ejemplo, un Clásico del Astillero, donde
ambos equipos estén peleando en las primeras posiciones o un partido entre dos
clubes que puedan ocupar un sitial de preferencia y no exista el debido control
del caso? Las cámaras de vídeo (y está demostrado), no cumplen al 100% de efectividad
en el control de la violencia que se está germinando en algunos escenarios
deportivos, puede conllevar a un gran problema y las autoridades pueden quedar
mal al no poder identificar el verdadero origen del problemas, es más, ¿las
"hinchadas" responden a todo
el conjunto de personas que son seguidoras de un club? Muy negativo es que
determinadas instituciones se reúnan en pos de una "Cultura de paz",
cuando no hay garantía real de que con quienes se reúnan sean realmente
legítimos representantes de una mayoría, si van en nombre de su agrupación, es
legítima, sin embargo, ellos también responden a intereses, los mismos que no
tienen algo que ver con el asistir a un evento deportivo.
El retirar las mallas de los escenarios deportivos implica
un plan previo, por ejemplo, la personalización de las entradas al público en
general (incluyendo hinchadas), las mismas que pueden expedirse con la
presentación de la cédula de identidad y que pueden solucionar una serie de
problemas y mostrar una serie de aspectos como:
- - reventa de entradas,
- - localización exacta de una o varias personas de acuerdo a su ubicación en el escenario deportivo ante un actos delictivo,
- - conocer el real promedio de asistencia de personas y la cantidad de veces que va una persona a un escenario deportivo,
- - ayudar al club en el aporte constante de ingreso (sea cual sea su status diferenciado)...
Espero que mis apreciaciones sobre el escenario provisto con
respecto al Clásico del Astillero (como ejemplo base), sea solo un imaginario.